domingo, 8 de diciembre de 2013

Un pavo navideño.

Un escalón, otro escalón, uno más, listo. A los lejos veo dos tipos, uno normal y otro vestido todo de azul, qué huevón, vístete bien, como te vas a poner pantalón azul y polera azul, qué triste. Ellos vienen hacia mí, en los audífonos suena Back in Black, sí, esa de AC/DC, son muy buenos, en realidad solo me gustan un par de canciones de ellos, no he podido escuchar las demás por dejadez. Volteo a mirar hacia atrás y no hay nadie, ni un sucio mendigo está por ahí, solo los tipos que vienen de los cuales uno se ve ridículo y el otro normal y yo.
Estoy a unas cuadras de mi destino y hace calor, qué miserable sol, tenía que caminar y hacerlo me hacía sudar. Ya estaba cerca, yo los miraba fijamente, tengo esa costumbre, uno de ellos, no el de azul, se levanta un poco el polo y saca un arma - aquí es donde todo se va a la cagada - es un revólver, cuando lo vi ya sabía lo que pasaría, el del revólver me agarró del hombro y me puso contra unas rejas, me dijo: "no te muevas, conchatumare" y me puso el cañón del arma en el muslo; el otro, el de azul, me sacaba el teléfono de los bolsillos..
Mientras todo esto pasaba seguía sonando Back in Back, qué buena canción, cualquiera piensa que si intentan robarle algo y suena esa canción uno reaccionaría y le patearía el culo a todo el mundo pero no, no es tan fácil. Me mantuve en silencio, sabía que solo irían por el teléfono y ya. Ya tenía todas las de perder, no había nadie, ellos eran dos, uno tenía un arma y yo era un debilucho.
La única resistencia que existía era la de mis pantalones que se resistían a dejar deslizar el teléfono a la mala, hasta mis pantalones eran más valientes que yo. Finalmente, me sacaron el teléfono, dejó de sonar Back in Black, los dos tipos bajaron por las escalones que yo antes había pisado pero antes de eso el tipo del arma volteó y me dijo "camina conchatumare porque si no te quemo" mientras me apuntaba con el arma solapadamente. Yo quedé parado como un huevón, el tipo que antes para mí era un huevón por vestir todo de azul me había robado, así que yo era más huevón que ese huevón, cosa rara, complicada.
En ningún momento me molesté o sentí miedo, me robaron un teléfono, no voy a negar que era un teléfono caro, pero no importa si lo comparas con tu integridad física, a uno lo matan por robarle unas zapatillas, y la verdad es que yo no me quiero morir, ¡a la mierda el teléfono!, ¡a mí no me maten, carajo! No me golpearon,  jalonearon ni mucho menos, eso es una suerte, quizás fue porque me porté bien, porque me dejé robar, porque no dije nada, si no hubieran saludado un par de veces a mi madre creo que el robo habría sido bastante amable.
A esas alturas del momento, lo único que me importaba era que alguien haya visto lo sucedido, no para ayudarme, no para identificar a los ladrones, sino para que quede constancia de que uno de ellos tenía un arma, que quede constancia de que intentar defenderme me habría podido costar la vida. No quería quedar como un cobarde, un quedado, un pavo navideño, no, ellos tenían un arma y yo tengo solo una vida.



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