miércoles, 11 de septiembre de 2013

Engaña a los demás, no a ti.

Manos heladas y húmedas por la transpiración, cejas serias, ojos atentos y listos, mochila en solo un hombro, pues detestaba llevarla como en su etapa de colegio, zapatos de gamuza gastados por sus pasos, pantalones marrones, polo blanco y encima una polera con cierre delantero, disfrutaba la libertad de movimiento que esta le ofrecía. Paso apurado y actitud de vencido, de vencido por las decepciones y desilusiones que había tenido que sobrellevar para luego vencer, pero que, una a una iban menguando su voluntad de continuar.
Le importaba poco o nada su aspecto, cosa que antes era importante, se había dado cuenta de que no importaba cómo uno se vea, si de igual forma la vida le tiraría mierda encima, su buen aspecto no lo iba a evitar, pero lo que no abandonó fue mantenerse aseado, amaba cómo su cabello flotaba con el viento, amaba el olor a jabón barato, amaba poder sentirse limpio y lozano.
Infaltable para sus caminatas era la música, en su viejo reproductor siempre habían nuevos sonidos, y había pasado por tantos géneros y grupos que cada vez le era más difícil encontrar nuevos sonidos que lo saciaran, comparaba una canción con una batería, la podías escuchar mucho al inicio, pero luego de un tiempo, se agotaban y había que cambiarlas.
Su caminar era apurado, rápido, fuerte, pues le habían advertido que la calle era un lugar peligroso, que había que estar atento, que si no estás atento, los malos estarán siempre un paso delante de ti, y cuando lo malo pase, serías sorprendido; aunque al principio no escuchó estos consejos, malas experiencias le hicieron entender que eran ciertos.
Se acercaba a una avenida, de esas transitadas por gente encuadrados en ternos y vestidos de oficina, era menester cruzarla, la luz del semáforo para peatones era roja, y a medida que se acercaba al borde de la vereda pensó: -"No puede ser, ella se parece mucho, su forma de vestir, su cabello, su altura, esa blusa, esos zapatos, me recuerda demasiado"- Se paró a su lado, esperando el verde, y sin ningún disimulo, giró su cabeza y la miró; ya no le importaba esconder su interés, ya casi no le quedaba dignidad, ella desconcertada solo atinó a cruzar las miradas y luego a disimular que nada pasaba. -"Ella no es, ella ya no está aquí, se fue hace meses, es una suerte, si hubiera sido ella quizás me hubiese estallado la cabeza al verla otra vez, hubiese muerto de un paro cardiaco o en el peor de los casos me hubiera evaporado"- Salió del trance y se devolvió a la realidad, sus ojos empezaron a ver todo otra vez y mientras cruzaba se dijo a sí mismo: -"¿Qué haces? ¿Por qué te distraes? ¿Quieres que te pase algo malo otra vez? Te cegaste tú mismo por unos recuerdos que dijiste que no volverían a ti, fuiste vulnerable y eso pudo costarte caro, enfócate. ¡Idiota!"-.
Tenía la costumbre de analizar a cada persona en su camino, una rápida mirada, rostro, manos, mirada, siempre buscando una señal que llamara su atención, algo que lo pusiera un paso adelante de los demás, esta práctica no era inútil, pues podía anticiparse a lo que sucediese, no era solo una idea, parecía ver unos segundos en el futuro y le había funcionado bien muchas veces.
Este equilibrio se vio perturbado, a lo lejos y súbitamente vio algo otra vez y pensó: -"Esa forma de caminar tan adorable, ese rostro, esa nariz delgada y puntiaguda, esos ojos negros con mirada que atraviesa almas, labios delgados, y ese cabello, el cabello que amaba, y el cual adoraba sentir en mis manos, ella también se parece demasiado, muchísimo, pero no es ella, ¡Supéralo!"-.
De regreso al presente, volvió a su actitud de vencido, guardó sus sentimientos, lo invadió su espíritu frío, calculador, acostumbrado al engaño, aunque él prefería ver a este como una maquinación, espíritu culpable de su cinismo, padre de su hipocresía, y responsable de su inescrupulosa costumbre de manipular a las personas para su beneficio, pero aún así, invadido por este ente, ella nunca pudo ser descartada, retornó sobre sus pensamientos al momento antes de cruzar la pista y pensó: -"Ninguna de ellas se parecía a Mila, ninguna tenía siquiera un aire, no seas tonto, engaña a los demás, no a ti mismo, ninguna te recordó a ella porque ya todo el tiempo estás pensando en ella"-.






No hay comentarios.:

Publicar un comentario